viernes, 27 de marzo de 2009

 Precursor de la Independencia Americana

Por Marcos R Taveras 

François Makandal, sedicioso y revolucionario, cayó el 20 de enero de 1758 en Cap Français como  dijo innúmeras veces: para seguir viviendo, luego de ser delatado, por confesión bajo tortura, por una seguidora suya, condenado a morir en la hoguera y la sentencia ejecutada.  Lo que percibieron sus seguidores, traidos a la ceremonia para que la horrible muerte sirviera de ejemplo a quienes osaran retar el poderío de los esclavistas y de la Francia, no podía ser mas distante de tal propósito.  Solo vieron a  Makandal escapar de las flamas convertido en mosquito para continuar la lucha de emancipación, escapando así de sus captores y verdugos como antes lo había hecho.  

¿Quién fue Makandal?  Principales estudiosos de su vida y su tracendencia histórica (Carolyn E Fick, Moreau de St. Mery), religiosa (Stewart King), cultural (Alejo Carpentier) y antropoógica (Mark Davies), entregan en sus escritos facetas de personalidad de Makandal con contenidos importantes, de los cuales se pueden dilucidar algunos datos.

 La mayoría de los escritos señalan que Makandal nació y creció en Guinea alrededor de 1728.  Davis considera que Guinea es un eufemismo de los colonizadores por África occidental pues desde allí provenía la mayoría de los esclavos.  Argumenta a favor de la opinión de Carolyn Fick quien lo considera proveniente de Makanda, la principal villa del reino de Loango en el antiguo Congo, explicando así el nombre Makandal.  Mas aún, dos de sus mas estrechos colaboradores, Teyssolo y Mayombe, tenían nombres que correspondían a tribus un poco al norte de Loango. 

Makandal fue criado, según Fick, por una familia del Congo que puso interés especial en su educación.  Makandal mismo reveló que su padre había sido jefe tribal.  Mark Davis lo describe como persona de mente clara y absorbente.  Hablaba, leía y escribía árabe con fluencia, era músico, pintor y escultor, y poseía altos conocimientos de botánica, que usó en aplicaciones medicinales en la plantación para curar de enfermedades inclusive a los franceses.  

A la edad de doce años fue vendido como esclavo en el mercado de Cap Français, entonces la mayor plaza de esclavos de mundo.  Allí lo compró Lenormand de Mezy, importante colono  de Saint Domingue, quien lo llevó a trabajar a su plantación, distante unos 35 km de le Cap.  En la plantación trabajó como picador de caña hasta que supuestamente tuvo un accidente de trabajo (en un molino o extractor de jugo) que lo dejó manco.  Una vez perdida su mano fue asignado a cuidar el ganado, labor que realizaba con poca vigilancia.  Aprendió entonces a hablar francés con tanta fuidez que sorprendía hasta los mismos franceses quienes consideraban su oratoria mejor que la propia. 

Fick cree que el accidente de trabajo no fue tal sino que Makandal perdió su mano mientras era torturado a muerte con 50 golpes con látigo de cuero anudado.  Funda su opinión en un artículo que apareció en Le Mercure de France en 1789 que presenta la declaración de un compañero cimarrón de Makandal quien describe que éste escapó mientras se aplicaba una sentencia mortal de 50 latigazos obtenida por su relación con una bella esclava doméstica.  Inicia con su fuga en 1746 una carrera revolucionaria de 12 años en favor de la independencia de su pueblo, 30 años antes que Washington, cuando apenas contaba 18 años de edad. 

La conducta del cimarrón Makandal fue diferente a lo tradicional.  Mark Davis relata que empezó de inmediato a trabajar por una nueva causa, la de liberar todos los esclavos y remover el gobierno de los blancos.  Empezó a visitar las plantaciones durante la complicidad de la noche para urgir los esclavos a unirse a la causa.  Éstos caminaban grandes distancias para escucharlo después de largas jornadas de trabajo y quienes lo servían le saludaban de rodillas.  Creó un ejercito para alcanzar su objetivo de liberación y cuando no consiguió las armas que necesitaba un ejército poderoso, decidió usar sus conocimientos y la supremacía numérica de los negros para alcanzarlo. 

Organizó eventos de adiestramiento para enseñar a los miembros de un ejército secreto, que su carisma y oratoria le proporicionaron, la utilización de tóxicos provenientes de plantas, que conocía y usaba para sanar, para el nuevo propósito de matar al enemigo envenenando el agua que bebían los esclavistas y sus animales.  Usaba para mostrar el futuro, su discurso, con mucha frecuencia expresado, para el cual se valía de un vaso conteniendo tres pañuelos.  El vaso representaba simbólicamente la isla de Santo Domingo.  Primero sacaba del vaso un pañuelo amarillo, símbolo de la raza original ya extinguida, como el pasado, luego sacaba un pañuelo blanco, símbolo de la raza blanca francesa en el poder, como el presente, y finalmente sacaba un pañuelo negro como símbolo de todos los asistentes, en representación del futuro. 

La estrategia de guerra de El Mesías Negro, inmortal,  como se definía a si mismo  iba dando frutos con la muerte de muchos miles de animales y de alrededor de seis mil blancos franceses, y se encaminaba a acelerar la ejecución de su proyecto para entregar la libertad, la santidad familiar y el auto gobierno prometidos, cuando su causa fue interrumpida por la confesión sobre su localización, sacada mediante tortura a una de sus seguidoras, o como lo describió Alejo Carpentier, 

Dotado del poder de transformarse en animal de pezuñas, en ave, pez o insecto, Mackandal visitaba continuamente las haciendas de la Llanura ... De metamorfosis en metamorfosis, el manco estaba en todas partes ... Con alas un día, con agallas el otro, galopando o reptando, se había adueñado del curso de los ríos subterráneos, de las cavernas de la costa, de las copas de los árboles, y reinaba ya sobre la isla entera. Ahora, sus poderes eran ilimitados. 

Tenía apenas 30 años de edad cuando logró mantenerse vivo eternamente en el reino de este mundo, simbolizando su vida el primer compromiso de libertad e independencia en América, al menos 30 años antes que Washington, Dessalines, Santander, Bolívar, San Martín o el Padre Hidalgo.

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